?El acuerdo de la COP 21 parece estar hecho a la medida de los petroleros?

Entrevista con el biólogo y activista costarricense Gabriel Rivas Ducca.

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Por Noelia Alfaro Herrera/ [email protected]

La vigésima primera Cumbre Mundial del Clima, celebrada en París, Francia, el pasado mes de diciembre, dejó como resultado un acuerdo que muchos celebraron como un logro sin precedentes en materia ambiental y climática. Pero las voces más críticas señalan tanto la Cumbre como el acuerdo final, como una farsa e incluso como un fraude, que no propone ninguna medida real para enfrentar el cambio climático, que ya provoca serios efectos en las regiones más vulnerables y empobrecidas del Planeta.

En Costa Rica, organizaciones como COECOCEIBA Amigos de la Tierra Costa Rica advierten que el deterioro ambiental, causado por las emisiones de gases que generan principalmente los países industrializados, no disminuirá si no se toman medidas mucho más radicales. El biólogo costarricense Gabriel Rivas, integrante de COECOCEIBA y del capítulo costarricense de Oilwatch Internacional aseguró en entrevista con Voces Nuestras, que hay evidencia científica suficiente, para demostrar que los acuerdos alcanzados en la COP 21 no ofrecen verdaderas soluciones para la crisis climática y ambiental del planeta.

Bueno, para empezar me gustaría que pudiéramos detallarle a la gente de qué se tratan estas Cumbres Mundiales del Clima que se están celebrando desde mil novecientos noventa y uno.

Bueno, todas estas Cumbres en principio, tienen un objetivo muy loable, y es atacar de manera efectiva el problema tan grave de cambio climático. Lo que pasa es que en la realidad son Cumbres que lo único que hacen es camuflar el problema, ocultar el problema y no tomar decisiones radicales -radicales en el sentido científico-. Es por eso que Amigos de la Tierra Internacional sobre este encuentro en París, ha dicho que es una farsa. Esta es una posición menos radical que la del climatólogo más importante tal vez del mundo James Hansen , de Estados Unidos, que ha dicho que es un fraude. Fraude es más radical y más duro que decir una farsa, pero yo personalmente también estoy de acuerdo con James Hansen, ¿por qué? porque no se toman decisiones realmente importantes en el sentido de legalmente vinculantes y que ataquen de raíz el problema. ¿Cuál es la raíz del problema? la emisión de gases de efecto invernadero que ha hecho que estemos ya en un nivel de cuatrocientas partes por millón. ¿Qué significa eso? cuatrocientas moléculas de dióxido de carbono por millón de moléculas en la atmósfera. Nunca debimos haber pasado, según el mundo científico, la barrera de las trescientas cincuenta partes por millón de dióxido de carbono en la atmósfera. Este es uno de los gases, hay otros como el metano, pero pongamos el caso del Dióxido de Carbono.

Significa que de manera efectiva, si quisiéramos hacer una lucha que vaya en pro de las comunidades más afectadas, indígenas, campesinas, grupos de mujeres, personas que viven en las costas, etcétera, deberíamos reducir de manera radical las emisiones. Cuando decimos debemos, estamos hablando ante todo de los países altamente contaminantes, que son los países básicamente industrializados, que tienen toda una deuda ecológica con el mundo no industrializado.

 

¿Qué rumbo deberíamos estar tomando entonces?

El problema es este, que el mismo acuerdo de París lo, lo reconoce en el punto diecisiete del capítulo dos. Dice lo siguiente, cito: ?Observa con preocupación que los niveles estimados de las emisiones segregadas de gases de efecto invernadero en 2025 y 2030 resultantes de las contribuciones previstas?. O sea, las reducciones previstas, determinadas a nivel nacional, no son compatibles con los escenarios de dos grados.

O sea, lo que se pretende es que la temperatura no aumente en dos grados centígrados promedio. Ya pudimos llegar a un grado centígrado promedio. Significa que ni siquiera con lo que los países dicen que van a reducir las emisiones, se va lograr.

Pero como lo dice muy bien Oilwatch, para lograr esto y para que en el 2100 no lleguemos a un máximo de dos grados centígrados de aumento de temperatura a nivel mundial promedio, deberíamos dejar en el subsuelo al menos las dos terceras partes de las reservas conocidas de petróleo, gas y carbón. Esto es algo científico. No podemos quemar las dos terceras partes de lo que ya conocemos de petróleo, gas y carbón. Por lo tanto, los movimientos radicales o sea que vamos a la raíz del problema qué es lo que exigimos: Uno que no haya ninguna financiación ni pública, ni privada para nuevas exploraciones o explotaciones petroleras, o de gas o de carbón, que nos quedemos con lo que hay. Pero ¿qué anuncia ahora el nuevo gobierno neoliberal en Argentina? Se va hacer nuevas exploraciones y explotaciones de gas de esquisto que es altamente contaminante, ahí viene otra lucha popular. ¿Qué estamos viendo a nivel mundial? Que siguen las emisiones.

Para el caso de Costa Rica es muy claro, es una farsa también el caso de Costa Rica. La política de Costa Rica también es una farsa, ¿por qué? porque este año vamos a ver que aumentaron un 6% la importación de combustibles, importación y quema de combustibles, sesenta mil vehículos más en las calles, mientras que nuestra matriz no piensa por ejemplo en el tren eléctrico, sino en una nueva refinería de petróleo muy fracasada y con horribles costos, y además en expandir las vías para los vehículos, en lugar de pensar expandir las vías para un tren eléctrico, que podríamos hacerlo.

 

También tiene que ver con un cambio total, digamos con pensar otras economías y que por ahí puede andar también el hecho de que este acuerdo no sea vinculante, no obligue a nadie. Mientras en París de acuerdan estas cosas, en la práctica hay gobiernos aprobando más exploración petrolera, más explotación, porque tiene que ver con un cambio de modelo de desarrollo que tiene a mucha gente muy cómoda y muy contenta.

Sí, por eso la posición de Amigos de la Tierra Internacional es muy concreta. Nosotros decimos que el acuerdo sobre el Clima es una farsa, porque tiene tres problemas fundamentales según Amigos de la Tierra internacional, nosotras y nosotros, dice: el acuerdo París establece dos grados centígrados como el límite de aumento de la temperatura del planeta e insta a que los países deberían esforzarse por limitar el aumento de temperatura a 1.5 (grados). Pero eso lo consideramos insignificante en qué sentido, en que no obliga legalmente, no vincula legalmente a los países más contaminantes y ante todo los países que ya han emitido cantidades extraordinarias, por haberse industrializado, a que reduzcan drásticamente sus emisiones. Además que coloca una carga adicional a los países llamados pobres o empobrecidos.

En segundo lugar, consideramos que es algo muy importante y asignado a los problemas fundamentales del acuerdo, que no hay una verdadera compensación por el daño ya causado. Y en tercer lugar, lógicamente tiene que haber una financiación también para este cambio. Pero esa financiación tiene que partir también de parte de una voluntad política que no existe.

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Mencionaba usted varias cosas antes, que es importante también que la gente incorpore en el análisis que hace de estos temas. Y es que por ejemplo, de este acuerdo se plantean objetivos a bastante largo plazo. Y por un lado uno pensaría que sí, toma bastante tiempo llevar a cabo estos cambios, pero por otro lado hay quienes plantean que muchos de estos objetivos se pudieron plantear en plazos mucho más cortos, dada la urgencia y la gravedad del tema. Entonces me gustaría conocer su opinión, si es que se podría plantear estos cambios en plazos más cortos si es que existiese mayor voluntad política.

Por supuesto, los cambios se pueden implementar ya, pero tiene que haber voluntad política, lo que pasa es que hay mucha politiquería también en este tema. Aquí precisamente el mismo acuerdo de París, habla de cien mil millones de dólares anuales de contribuciones hacia los países no industrializados para ese cambio tecnológico. Pero el cambio tiene que venir primeramente de los países industrializados, ahí es donde necesitamos el cambio más radical. Porque por supuesto cuando vemos los documentos y leemos el acuerdo de París, las cuarenta páginas, vemos que ante todo se cita el 2100, que se cita la segunda parte de este siglo 2050, cuando vamos a estar, si seguimos así, en niveles ya absolutamente insustentables e insostenibles de concentración de gases de efecto invernadero. Por ejemplo, entre noviembre del 2014 y noviembre de 2015, un año efectivo, hubo un aumento de tres partes por millón de dióxido de carbono en la atmósfera.

Si decimos que no podemos ya pasar de 400, que tenemos que bajar a 350 y estamos prácticamente con tres partes por millón por año, en diez años van a ser 30, en veinte son 60, en treinta son 90. O sea que vamos a llegar prácticamente al 2050 con 500 partes por millón de dióxido de carbono. Prácticamente y a mí me da casi que risa digo por no llorar, que vemos estos acuerdos montados más bien para la industria petrolera. Sí, cuando ya no haya en verdaderas reservas petroleras, que esegún los mismos petroleros son unos cincuenta años,

 

…ahora sí empezamos a cambiar.

Ahora sí empezamos a reducirla, la emisión de gases de efecto invernadero, porqué porque ya no va haber petróleo o gas qué quemar. Entonces esta es la realidad.

 

Qué le dice eso al movimiento popular mundial y latinoamericano particular: hay que reforzar una lucha, por qué, porque la perspectiva es macabra. Uno: tiene que haber un cambio efectivo en lo que es el modo de vida y la cultura de vida. Hacia un eco socialismo o hacia una ecología social.

 

Luego, es evidente que no podemos continuar con estas llamadas promesas de crecimiento económico basado en el crecimiento del consumo de combustibles y de emisión de gases de efecto invernadero. Y lo que es absolutamente urgente y casi que es una cuestión estratégica militar, diría así, es la cuestión de la soberanía y seguridad alimentaria, porqué, porque va haber una reducción efectiva en nuestros países de la producción de alimentos. Entonces tenemos que tomar una decisión y tenemos que tener también una nueva concepción de territorio: ¿qué territorio vamos a defender? en donde tiene que haber agua, en donde tiene que haber tierra fértil, en donde tiene que haber primero que todo una economía campesina y una economía agrícola destinada a la satisfacción de necesidades vitales locales y regionales y no a la satisfacción de necesidades de otros continentes, a partir de la expansión por ejemplo de monocultivos de soya transgénica o de palma africana, o de caña de azúcar, etcétera.

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Siempre pensando en estas poblaciones que resultan más afectadas, que no son necesariamente las que ven además lo beneficios económicos de este modelo. Entre las críticas digamos que se le hace también este acuerdo, es que no está la posibilidad de las demandas por daños ambientales hacia los países y empresas más contaminantes. Y entonces pues acá hablamos de otro tema del cual hemos estado hablando sin mencionarlo, que es el tema de la justicia ambiental, que es muy importante también que nos empecemos a apropiar en nuestros países. Entonces Gabriel nos gustaría contarle a la gente qué es justicia ambiental y por qué es un concepto que sigue estando tan ausente en los espacios como en las Cumbres del Clima, que es donde se toman todas estas decisiones enormes e importantísimas.

 

El problema de cambio climático y el problema de cambio ambiental, tenemos que verlo también desde una perspectiva de lucha de clases. Porque no se trata a aquí simplemente de decir, tenemos que reducir las emisiones, no un momento, tenemos que, tiene que haber una contra acción y convergencia. Significa que tanto personas, sectores de la población, países que emiten en exceso, tienen que reducir sus emisiones para poder compensar que las personas que viven en un nivel infrahumano en este momento a nivel mundial, que son más de dos mil millones de personas, puedan tener un modo de vida digno pero sí modesto y bajo en emisiones de gases de efecto invernadero.

 

Significa que tiene que haber todo una reconformación también de fuerzas sociales que a partir de experiencias positivas y negativas tomen un nuevo rumbo. Y a mí me parece que al fin y al cabo la crítica al acuerdo de París, y por la situación concreta también latinoamericana, es útil, porque nos lleva entonces a identificar falsas soluciones como por ejemplo los mecanismos de mercado capitalistas, como por ejemplo lo bonos de carbono, como por ejemplo la reducción de emisiones por no deforestación (los llamados REDD), compensando a países que sí emiten, porque esas son falsas soluciones.

 

Entonces estamos claros que tiene que tenemos que dejar dos terceras partes de los combustibles fósiles en el subsuelo; tenemos que crear otro tipo de economía que responda a las necesidades de todas las personas que viven de manera infrahumana; tenemos que limitarnos y autolimitarnos, pero también limitar a todas esas fuerzas, desde el punto de vista político, a todas esas fuerzas que no quieren un cambio verdaderamente radical en modelos de desarrollo, y lógicamente también llegar a este concepto de justicia ambiental y social tanto por compensación como por redistribución de la riqueza.

Se presenta creo yo en el planeamiento social latinoamericano un período sumamente rico en posibilidades, pero enorme también en retos.

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