Nathalia Rojas Zúñiga
Costa Rica cuenta con un sistema que aumenta la posibilidad de que las mujeres lleguen a puestos de elección popular. Sin embargo, los partidos políticos optan por colocar en su mayoría hombres a la cabeza, lo que impide que las mujeres alcancen los cargos.
El principal escollo es que queda a criterio de los partidos elegir quiénes ocuparán los primeros puestos de las siete provincias costarricenses. Y la constante es que los hombres lideren las candidaturas.
Dichos comicios, a realizarse en febrero del 2014, tendrán la particularidad de que por primera vez, las papeletas a diputaciones estarán conformadas por la misma cantidad de hombres y mujeres, además de que sus nombres se alternarán, de acuerdo con el género.
Esta medida se tomó por un cambio en el Código Electoral, que establece como requisito para los partidos políticos respetar la paridad y alternacia, y así garantizar que las mujeres puedan llegar a estos cargos.
La diputada y presidenta de la Comisión de la Mujer de la Asamblea Legislativa, Pilar Porras, considera que esta situación invisibiliza el papel que tienen las mujeres en la política, porque la mayoría de las agrupaciones están en manos de hombres.
“Los partidos pequeños al poner a encabezar hombres, limitan la posibilidad de que más mujeres lleguen al Congreso, porque sacan un diputado”, mencionó la legisladora.
En Costa Rica existía el sistema de cuotas, que exigía que el 40% de las candidaturas fueran de mujeres. Para el 2010, se llegó a un 39% de mujeres que obtuvieron diputaciones. Con las reglas de paridad y alternancia, se aspira a que en los comicios del 2014, el 45% de los puestos sean ocupados por el género femenino.
El presidente del Tribunal Supremo de Elecciones, Luis Antonio Sobrado, explicó que está fuera del alcance exigirle a los partidos que elija una misma cantidad de mujeres en los primeros lugares de las papeletas.
Durante una comparecencia en la Comisión de la Mujer, en el Congreso costarricense, el jerarca mencionó que años atrás, propusieron un sistema de sorteo, para que las mujeres tuvieran mayores posibilidades de encabezar las listas.
“Evidentemente, el manejo de los encabezamientos puede tender a que la representación no alcance un 100%. Ese es el marco al que nos obliga la legislación vigente. El sorteo impide ese tipo de maniobras (dejar solo hombres a la cabeza)”, indicó Sobrado.
La idea del sorteo permitiría que al menos en tres de las siete provincias hubiera de primer lugar una mujer candidata a diputada.