Luego de conocerse una investigación de la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que revela que en Nicaragua una de cada cinco personas padece de hambre debido a la imposibilidad de adquirir productos alimenticios, el gobierno decidió expulsar a la organización.
El régimen de Ortega y Murillo rechazó el informe anual de la FAO, calificándolo de tendencioso y falsificado.
“La actitud de la FAO es inaceptable, inadmisible e irrespetuosa. En consecuencia, comunicamos el retiro de Nicaragua de esta organización y exigimos el cierre inmediato de su representación y oficinas en el país”, declaró el régimen en una nota de prensa difundida por medios oficialistas.
Para el economista exiliado Enrique Sáenz, el informe de la FAO desmiente el discurso oficialista de Ortega, quien asegura que en Nicaragua todo va de maravilla.
Sáenz señaló que el informe revela el nivel de deterioro de la economía de las familias nicaragüenses.
El informe de la FAO, titulado El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo 2024, reveló que “20 de cada 100 nicaragüenses pasan hambre en Nicaragua, y dentro de este grupo, las mujeres son las más afectadas”.
En Nicaragua, el régimen mantiene a la población bajo control mediante diversas leyes represivas, y la comunidad científica o académica sólo puede publicar información favorable al régimen, aunque esté alejada de la realidad. De lo contrario, son penalizados e incluso expulsados del país, incluso si son nicaragüenses.