Por primera vez en la historia de Nicaragua en donde se estima que más de la mitad de la población profesa la religión católica, el gobierno de Daniel Ortega prohibió las procesiones y toda actividad en las calles vinculadas a la iglesia católica durante la pasada semana santa.
Desde que inició la cuaresma, el gobierno de Ortega ordenó a la policía nacional prohibir las procesiones del viacrucis los viernes de cada semana en las calles, e incluso la medida se recrudeció en semana santa, cuando les impidieron a los sacerdotes realizar las procesiones en los atrios de las iglesias.
La investigadora sobre hechos religiosos Martha Molina, informó que el gobierno prohibió 3 mil 176 actividades de la iglesia católica incluyendo las procesiones relacionadas a la semana santa, las cuales históricamente se habían hecho en las calles.
El lunes 3 de abril, el sacerdote panameño Donaciano Alarcón, fue expulsado de Nicaragua y ubicado descalzo en la frontera con Honduras, solo por haberse solidarizado en una misa con el Obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, quien en febrero pasado fue condenado a 26 años de cárcel, explicó el sacerdote a medios hondureños.
El jueves 6 de abril, la policía detuvo al periodista Víctor Ticay en Nandaime, a dos horas al sur de Managua, por haber transmitido una actividad de la iglesia católica, denunció la organización de Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua PCIN.
El segundo jefe de la policía de Managua, Fernando Borge, en declaraciones a medios oficialistas, dijo que cumplieron con las órdenes y lograron los objetivos propuestos, de garantizar la paz y la tranquilidad de la ciudadanía nicaragüense.
En tanto el monitoreo Azul y Blanco, elaborado por organizaciones opositoras, contabilizó 71 incidencias de violaciones a los derechos humanos durante la semana santa del 1 al 9 de abril pasado, las cuales incluyeron 21 detenciones de feligreses y de opositores, amenazas a sacerdotes y hostigamiento en templos católicos.