La eventual aprobación de una Ley de Aguas negociada entre diputados, cámaras agroindustriales y otros actores oenegeros ha generado repudio. La legislación que se impulsa es una imposición desde la capital, que tracionó la participación popular y que beneficiará a las grandes empresas y fincas, aseguran.
Les compartimos esta nota de Fabiola Pomareda, desde Voces Nuestras.